Gracias al uso de la cal, en estas plantas de tratamiento de aguas, se consigue, entre otras cosas, reducir el sabor, olor y color del agua al eliminar la materia en suspensión y, por tanto, la turbiedad de la misma. Además, se elimina el manganeso, los fluoruros y los taninos orgánicos del agua, así como la anteriormente mencionada sílice.