En este área de actualidad conocerás de primera mano avances en la investigación de nuevos procesos, reviews de producto, o información que dará respuesta a las preguntas e inquietudes de nuestros clientes.
Los procesos avanzados actuales de producción de cal no siempre son aplicables y menos en países y territorios donde los recursos naturales son limitados complicando incluso la supervivencia humana.
Esta es la situación de Turkana, región al noroeste de Kenia, donde existe una escasez de oportunidades alternativas al pastoreo nómada y las fuertes sequías y hambrunas azotan la zona.
Desde hace más de 30 años la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol y María Madre de la Iglesia (MCSPA) abandera la iniciativa de dotar de agua la zona mediante la construcción de presas que retengan el agua procedente de las lluvias torrenciales de la zona. La MCSPA lleva a cabo esta iniciativa en colaboración con la fundación Emalaikat, una ONG que promueve la creación y el desarrollo de recursos acuíferos sostenibles en África.
Foto: Fundación Emailakat.
Optimización de recursos disponibles en la zona
La construcción de presas en Turkana requiere del empleo de materiales aglomerantes específicos, que por la lejanía y el coste de los mismos, hacían el proyecto inviable.
Así surge en 2013 el proyecto “Chokáa” (“cal” en swahili) liderado por el Ingeniero Pablo Moñino que tenía como objetivo la fabricación de cal de una manera artesana y local a fin de emplearla para fabricar un material aglomerante alternativo para la construcción y reparación de las presas requeridas.
Mediante el empleo de materias existentes en la zona, como la piedra calcita o los arbustos que darían lumbre al horno, el completo estudio concluyó con la construcción del primer horno de cal en la zona.
Pero en el oficio de la cal la experiencia es imprescindible, y este primer horno que se llegó a construir en Turkana no permitía obtener la cal esperada.
Factores como la calidad de la piedra caliza, la temperatura de horno alcanzada, la disposición de las piedras, la salida de humos….múltiples factores estaban, sin ellos saberlo, imposibilitando la consecución de este tan necesario proyecto.
Calcinor presta su ayuda en el proyecto de Kenia.
Por casualidades de la vida nuestro Presidente de Honor, Juan J. Santa Cruz tiene la oportunidad de conocer a Pablo Moñino, naciendo entre ellos una fuerte amistad.
La amistad lleva consigo el compromiso de compartir las inquietudes y cuando Pablo estaba a punto de echar la toalla con el proyecto se relanza una nueva vía en la que se implica entre otros a Cales Gordillo y el Museo de la Cal de Morón de la Frontera, técnicos de Calcinor, amigos de Juan J. Santa Cruz, familia, Calcinor… todo este equipo, con gran entusiasmo por este proyecto de gran importancia no solo humanitaria sino también a nivel de sostenibilidad ambiental, deciden instalar en el Museo de la Cal de Morón un horno similar a lo que es el horno de Turkana.
Para ello, se buscan los fondos necesarios, albañiles, técnicos caleros… y se cuece una primera hornada en presencia de Pablo, instalado a los efectos con Juan J. Santa Cruz en el municipio calero de la Sierra de Morón, descubriendo de esta manera los conocimientos necesarios de tan antiguo oficio.
Ya con esta experiencia adquirida, vuelve Pablo a Turkana y produce la primera hornada con éxito…Un gran paso, que marca un hito en la región.
Foto: Fundación Emailakat.
Retos para el futuro de Turkana.
Se ha apostado por la creación de una pequeña fábrica artesanal en torno al horno existente, diseñada para su futura ampliación a más hornos si la demanda lo requiriese.
Calcinor continúa participando de manera activa en la instalación de dicha fábrica en Turkana poniendo a disposición su laboratorio, oficina técnica, recursos financieros y el cariño de sus técnicos.
También otras personas, en el anonimato, aportan su apoyo financiero.
Todos confían en el buen hacer de los Turkanos donde se pretende producir cal, yeso y ladrillo cerámico, elementos básicos para la construcción.
Entre las infraestructuras realizadas con la cal obtenida en Turkana se puede destacar la construcción del centro nutricional-guardería de la misión de Lobur, un proyecto donde se han ensayado también diversas técnicas de construcción con materiales locales y para la que han comenzado a cocer in situ ladrillos de arcilla, yeso, etc.
Si con todo ello se consigue mejorar el hábitat se salvarán muchas vidas de unos poblados que ya no pueden vivir del pastoreo por los conflictos locales que han reducido sustancialmente su territorio. La creación de esta pequeña industria local de producción de materiales aspira a hacer de la construcción un arma real de desarrollo para la región permitiendo en el futuro el asentamiento de la población, la autosuficiencia y la mejora de la economía a nivel familiar.
Desde Calcinor, seguimos apoyando este proyecto en Kenia, pues creemos en la necesidad de emplear de una manera responsable y solidaria tanto el conocimiento como los medios con los que contamos.